Planos de Santander

Santander es un caso peculiar entre las ciudades españolas: desde mediados del siglo XVIII, casi un siglo antes del proyecto Cerdá para Barcelona, su crecimiento y su morfología ha sido planificada mediante una sucesión de proyectos de desarrollo urbano, caracterizados por el empleo de la retícula como elemento clave de ordenación urbana.

Los proyectos de nueva población o ensanche de Santander, que se inician con el de Llovet, en 1765, regularizan los trazados de las calles, las manzanas e, incluso, los edificios, y en ello pueden encontrarse rasgos comunes con el Ensanche Cerdá, pero responden a otras necesidades y no alcanzan a alumbrar un nuevo tipo de ciudad, porque no implican un concepto integrado de organización urbana.

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